Los pavimentos podrían definirse como estructuras sobre capas superpuestas de materiales procesados por encima del terreno natural, con la finalidad de distribuir las cargas aplicadas a la subrasante.
Actualmente, existen diversos métodos de pavimentación. Éstos, gracias a los avances en cuanto al desarrollo de nuevos materiales de la construcción, han evolucionado hasta la obtención de sistemas capaces de aportar una larga vida en servicio a un bajo mantenimiento.
En función del uso al que irá destinado un pavimentos, habrá que elegir el material más adecuado para el mismo, bien sea un pavimento de hormigón o una mezcla asfáltica. Dado que el denominador común para ambos es que dispongan de una buena capacidad de soporte frente a sus cargas actuantes, uno tiene una serie de bondades frente al otro, y viceversa.
¿Qué es un pavimento rígido?
Un pavimento rígido es un pavimento autoportante constituido por una losa de hormigón de cemento portland que se apoya sobre la base o una capa de sub-base. Transmite directamente los esfuerzos al suelo de forma minimizada.
¿Qué es un pavimento flexible?
Un pavimento flexible es un pavimento elaborado por una capa asfáltica a base de una mezcla bituminosa en caliente, aplicada sobre una capa de base y una capa de sub-base.
Es común que surja la pregunta de, ¿cuál opción es la mejor entre un pavimento rígido y uno asfáltico?. A decir verdad no existe, de una manera generalizada, una respuesta a este interrogante. Se deben de tener en cuenta las variables que intervienen en la elección del tipo de pavimento, para las cuales una alternativa puede resultar mejor que otra bajo las mismas circunstancias. Y es que, en la práctica común, no es raro ver que se opte por la solución de menor coste, pero únicamente considerando la variable de construcción, sin evaluar una serie de alternativas como por ejemplo puede ser el mantenimiento.
Se cree que los pavimentos rígidos duran más que los asfálticos. En realidad no es que duren más, sino que las circunstancias en que se construyen en la práctica común, los rígidos presentan ventajas ante los asfálticos.
Las capas asfálticas son nobles, en el sentido que permiten la construcción en espesores menores que los rígidos, lo cual lleva a los constructores a abusar de esa nobleza para abaratar los costes de construcción y que la obra resulte “económica” dejando de lado los costes que se van a generar por conservación y por operación. En el caso de las losas de hormigón, los espesores de construcción mínimos son mayores que los de las capas asfálticas, debido a esto es que llevan una ventaja por si mismos sobre los construidos con asfalto.
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